La oportunidad perdida

Hace algunas semanas, haciendo un recorrido por algunas calles de la ciudad en búsqueda de un local comercial, al pasar por el frente de un restaurante vi un aviso que decía:

“Mote de Queso todos los Jueves”

Libro Gerencia Retail

Como ese es uno de mis platos favoritos, pensé en pasar a almorzar uno de esos días tan pronto pudiera, incluso compartí esa información con algunas otras personas que sabía les iba a gustar la noticia, ya que no es muy común encontrar un restaurante que prepare este plato en el interior del país.

Así que en la primera oportunidad que tuve, decidí pasar a almorzar por allá y además invité a un amigo a quien sabía le gustaba este plato, llegamos, es un restaurante pequeño con unas 5 o 6 mesas, en el cual tienen un plato del día y que todo el mundo pedía (primera señal), nadie tenía en su mesa el famoso plato de los jueves (segunda señal) y al pedirlo, la demora en servirlo fue evidente (tercera señal).

En conclusión, nos sirvieron el famoso Mote de Queso y su apariencia no era la mejor y el sabor menos, el queso ya sabía un poco rancio y se notaba que este plato lo habían tenido en congelación, no era fresco y estaba demasiado espeso.

Enseguida saqué mis conclusiones las cuales son el motivo de que escriba este post.

Muchos negocios cometen este grave error en su afán de salvar la inversión realizada en el producto; para este caso específico, menos costoso le hubiese resultado a la dueña del restaurante botar el producto sobrante y no haberlo guardado para el siguiente jueves (8 días).

Tenía la oportunidad de que dos clientes satisfechos divulgaran la delicia de un plato como estos difícil de conseguir, el boca a boca generado le hubiese traído un buen número de clientes y por el cual estamos dispuestos a pagar un poco más, perdió por completo cualquier asomo de confianza en la calidad de su cocina de tal manera que por allá no volveré así esté 100% seguro de que el Mote de Queso lo acaban de preparar. ¿Cuánto cuesta esto?

Este y otros ejemplos abundan en muchos negocios, todo en búsqueda de generar una porción más grande de margen de ganancia o de disminuir las pérdidas, tomando decisiones equivocadas que van afectando la calidad de sus productos, su imagen y sobre todo su credibilidad.

Otras veces el afán de competir con precio los hace seguir por ese camino, cambiar un jamón por otro de menor calidad, la carne de una hamburguesa por una marca inferior o desconocida, el tipo de pan por otro de apariencia muy regular, en vez de mantener sus estándares y comenzar a diferenciarse en cualquier otro nicho distinto al precio. Te invito a leer esta publicación que habla un poco de este tema.

“¿Cómo diferenció mi tienda de la competencia?”

Por Nelson Chacón

Soy autor y fundador de este blog, actividad que comencé a hacer para compartir toda mi experiencia en el RETAIL y el emprendimiento de nuevos negocios. Ayudando a emprendedores, profesionales, comerciantes y estudiantes en todo lo relacionado con herramientas e indicadores de gestión para un mejor entendimiento y control de sus empresas.

Deja un comentario